SÍMBOLOS
La luna me regaló sus lágrimas de plata
y sumerjo en ellas mis versos
para espantar el maleficio que la escritura trae a la palabra.
El cielo me regaló la Cruz del Sur,
grabándola en la niña de mis ojos
y así espanto la oscuridad de la memoria
concebida sin mañana.
Los antiguos guerreros comparten el frescor
de las aguas peregrinas
y lavo mi rostro con ellas.
Y no lloro, y no lloro
cuando sueño que voy solo lunchando.